El CEO de Fiat Chrysler Automóviles (FCA) Sergio Marchionne quiere que Maserati sea para el grupo italiano lo que Porsche es para el Grupo Volkswagen.
La verdad es que ya sabemos cómo son estos italianos y como les pierde hablar de la grandeza de sus marcas y de sus posibilidades. Resulta curioso contrastar estos comentarios de Marchionne con la diferencia que hay en los resultados de ventas entre ambas marcas.
El año pasado, la marca italiana de lujo vendió 15.400 vehículos en todo el mundo, menos del 10 por ciento de las 160.000 entregas que efectuó el fabricante de automóviles con sede en Stuttgart.
Para 2015, Marchionne quiere vender 50,000 unidades al año, un crecimiento exagerado que el CEO estima que será factible dada la llegada de nuevos modelos que harán que la marca sea mucho más atractiva que hasta la fecha.
Hay que subrayar que el único modelo que la marca tiene previsto traer al mercado en los próximos meses es un modelo de corte SUV ya que el CEO de Maserati, Harald Wester ha confirmado que un modelo por debajo del Ghibli, no está sobre la mesa.
Algunos analistas se muestran escépticos sobre los objetivos de Marchionne para Maserati, dado lo ambicioso de las cifras que se imponen en el grupo y que normalmente no cumplen.
La creciente demanda de coches de lujo en mercados como el chino podrían impulsar las ventas de la marca, pero de ahí a llegar a quintuplicar las ventas en menos de un año…
Fiat ha invertido muchos millones de euros para rediseñar la planta de Grugliasco a las afueras de Turín, planta en la que se construyen el Quattroporte y el Ghibli. El grupo italiano también invertirá varios centenares de millones en la remodelación de la planta de Mirafiori en Turín, donde se fabricará el nuevo SUV de la marca.
¿Podrá la marca afrontar este nuevo desafío o será otra fanfarronada de Marchionne?