LA COMPETICIÓN, ÁREA RESERVADA DE ALPINE
Alpine es una marca deportiva y lleva las carreras en la sangre. Todos sus coches son característicos, tanto por su estilo como por su comportamiento. Por supuesto, esta imagen se fue perfilando a lo largo de los rallys, pero también en prototipos en las más grandes carreras de resistencia, empezando por las 24 Horas de Le Mans, la prueba reina del calendario. De igual modo se coronaron en monoplazas, la disciplina más exigente del deporte automovilístico, y en rallycross, la prueba que exige una solidez a toda prueba.
En rally, todo empezó con los Coachs A106. Independientemente de Jean Rédélé, algunos pilotos hicieron que este primer Alpine triunfara. En unos años formaron el primer contingente de pilotos profesionales: se llamaban Jacques Feret (futuro vencedor del Rally Monte-Carlo 1958 con Dauphine y director de la Promoción Deportiva en Renault), Henri Greder o Jean Vinatier. Este es por sí solo un monumento del deporte del automóvil. Fue piloto en el Bol d’Or 1953 a bordo de un 2 CV “barquette” después de diversas experiencias (Salmson, Aston Martin, Alfa Roméo), adquirió uno de los primeros coachs Alpine y lo inscribió en las Mil Millas. Tenía 23 años y una hermosa carrera a sus espaldas que se aceleraría con los DB Panhard y los René Bonnet y Abarth antes de que Jean Rédélé, en 1964, le confiara los Alpine: Prototipo en las 24 Horas de Le Mans, monoplaza de Fórmula 2 Alpine Gordini y, naturalmente, la berlineta en rally. En paralelo, corre para la Régie Renault para la que es también piloto oficial. Por otro lado, este mismo año de 1964 firma su primera gran victoria con un Renault 8 1100 Gordini en el Tour de Córcega. Meticuloso, organizado, inteligente, respetuoso de la mecánica, tiene aguante y es rápido, por lo que consigue numerosos éxitos. Su mayor orgullo es haber ganado una Copa de oro en la Copa de los Alpes ya que solo los ingleses Appleyard y Stirling Moss podían presumir de poseer tal trofeo. Tras pilotar el Alpine A220 3 litros en Le Mans, se proclama Campeón de Francia de Rallys en 1969 en berlineta. Más tarde hará carrera como director deportivo primero en Ford y después en Fiat Abarth antes de asumir importantes funciones en la federación francesa de deporte automovilístico.
La llegada del A110 a las carreteras de rally abrirá la carrera a otros pilotos como Gérard Larrousse quien, de no haber sido sorprendido por una placa de nieve dejada en el recorrido por espectadores necesitados de emoción, tendría que haber ganado el Rally de Monte-Carlo 1968. Más tarde, Larrousse pilotará Prototipos Alpine antes de ser director de la escudería F1 Renault.
Pero sería sobre todo el equipo de los «Mosqueteros» creado por Jacques Cheinisse, el director deportivo de la marca, el que dejaría huella. Formado por el espectacular Jean-Luc Thérier, el perfeccionista Bernard Darniche, el sólido Jean-Pierre Nicolas y el genial Jean-Claude Andruet, el equipo tenía mucho empaque. A veces contaba con refuerzos como Ove Anderson, quien había conseguido la victoria para Alpine en el Rally de Monte Carlo de 1971.
El año 1971 sería el del triunfo en el Campeonato Internacional de Rallys, una especie de Campeonato del Mundo anticipado. Un año antes, Jean-Claude Andruet había sido coronado Campeón de Europa de Rallys. Este excelente piloto ya había ganado el título de Campeón de Francia de Rallys en 1968. Jean Vinatier le sucedió en 1969, antes de que el inefable Jean-Claude recuperase el título en 1970. En 1971, se coronaría Jean-Pierre Nicolas y en 1972 Bernard Darniche. El cuarto mosquetero, Jean-Luc Thérier sería finalmente Campeón de Francia. Pero, hecho excepcional, sería un piloto privado el que tomaría el relevo y conseguiría la victoria por dos años consecutivos en 1974 et 1975. Se llamaba Jacques Henry y mantenía él mismo sus coches en su pequeño taller de Lure (Francia).
Durante ocho años, la berlineta estuvo en lo más alto del podio y en particular durante esta excepcional temporada de 1973 en la que, pese a un presupuesto muy limitado con respecto al resto de competidores, Alpine no dudó en ir en busca del grial absoluto, el título de Campeón del Mundo de Rallys.
Para empezar, el equipo azul realiza un auténtico «strike» al conseguir cinco de las seis primeras plazas de Rally Monte-Carlo. Más aún, las berlinetas consiguen el triplete con, por orden, Andruet, Anderson y Nicolas, además de con Thérier y Piot en el quinto y sexto puesto.
«Biche», compañera de equipo de Jean-Claude Andruet confesó: «Nunca fui tan deprisa en un rally».
Aquel año Jean-Luc Thérier añadiría otra hazaña a su palmarés: terminar cuarto en el Rally de Suecia, auténtico coto de caza privado de los pilotos escandinavos. A esto se suma un nuevo doblete en el Rally de Portugal con Thérier y Nicolas y la victoria de Darniche en el Rally de Marruecos, aún desconocido para él. En Grecia, entre piedras y bajo el sol, Thérier se impone en el Rally de la Acrópolis. En Austria, una decisión polémica priva a Darniche de la victoria mientras que Thérier la consigue en el Rally italiano de San Remo. En Córcega se vive la apoteosis y, al igual que en la primera manga de este primer Campeonato del Mundo de rallys, los Alpine-Renault logran el triplete: Nicolas por delante de Piot y Thérier.
En la clasificación final, Alpine-Renault aplasta a sus rivales: 155 puntos, por delante de Fiat Abarth, con 81 puntos, y Ford, con 76.
También fueron muchos los pilotos privados que hicieron que los berlinetas Alpine Renault triunfaran a lo largo de estos años mágicos: los normandos Maurice Nusbaumer y Joseph Bourdon; los corsos Jean-Pierre Manzagol y Pierre Orsini; Bruno Saby y Bob Neyretde Grenoble; el belga Jean-Marie Jacquemin; y otros muchos, conocidos o no, con patrocinadores o simples apasionados, tantos que un solo libro no bastaría…
Cuando el A310 sucedió al A110, también se bautizó en carrera. Jean-Pierre Nicolas, Jean-Luc Thérier y el inefable Jean Ragnotti hicieron que triunfara con el motor 4 cilindros Gordini antes de que Guy Fréquelin lo impusiera en el Campeonato de Francia de Rallys en 1977 con el motor V6. Tan sólo la llegada del temible Renault 5 Turbo –igualmente producido en Dieppe- pusiera fin a esta impresionante saga.
En cuanto a los Prototipos, los Alpine empezaron en las 24 Horas de Le Mans 1963 bajo la dirección de José Rosinski.
Una vez más, Alpine demostró su originalidad al apuntar, más que a la victoria absoluta, a los «índices de eficacia» y a los «índices de rendimiento energético”. Con sus pequeños motores Gordini de 1000 o 1300 cm3, se impondrán en ambas clasificaciones gracias, sobre todo, a su aerodinamismo. A partir de 1964, Henry Morrogh y Roger Delageneste impusieron el M64 1149 cm3.
El año 1966 supuso la segunda victoria del A210 de Cheinisse-Delageneste en índice energético y, sobre todo, una proeza, ya que los cuatro prototipos Alpine al llegar habían recorrido más de cuatro mil kilómetros, lo que ningún coche francés había logrado antes en ningún sitio.
En 1968, Alpine presentó un A220 equipado con un motor Gordini V8 de tres litros de cilindrada. Desafortunadamente, aparecieron fenómenos de vibración que cuestionaron la fiabilidad y, tras un nuevo fracaso en 1969, el programa Prototipo fue puesto en standby. Se reanudó en 1973 con el A440 V6 de dos litros y concluyó apoteósicamente con la histórica victoria de Jean-Pierre Jaussaud y Didier Pironi en Alpine Renault A442-B en la edición de 1978 de las 24 Horas de Le Mans. Los pilotos conseguirían la victoria absoluta mientras que los rallymen Ragnotti-Fréquelin izaban un segundo A442 al cuarto puesto. Con este resultado se pondría fin al programa Endurance y se abriría el de la Fórmula 1 Renault con motor 1500 cm3 Turbo, que sucedía al A500, un monoplaza desarrollado por el responsable de la oficina de estudios de Alpine, André de Cortanze.
Asimismo, Alpine triunfó en monoplazas. Desde el primer año en que la marca fue inscrita oficialmente, Alpine se hizo con el título de Campeón de Francia de Fórmula 3 en 1964, gracias al talentoso Henri Grandsire. En 1971, Patrick Depailler se consagró Campeón de Francia con los famosos Alpine A364 «Dinosaurio» y en 1972, le sucedió Michel Leclère. Este mismo año, Alpine también consiguió el título de Campeón de Europa F3 por equipos frente a los temibles equipos ingleses.
Alpine brilló además en otras disciplinas: en rallycross -donde Jean Ragnotti en 1977, Bruno Saby en 1978 y Jean-Pierre Beltoise en 1979 fueron Campeones de Francia por tres años consecutivos, además del título europeo conquistado en 1977 por el austriaco Herbert Grünsteidl- y también en carrera en cuesta (Jean Ortelli, Marcel Tarres y otros cientos de pilotos).
Y aquí terminamos con la larga historia de la marca con la duda de si los nuevos modelos serán tan brillantes como los antiguos.
Fuente: Renault-Alpine
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