Hace hoy 30 años Mercedes-Benz sorprendió al mundo con una berlina deportiva compacta, alejándose de la imagen tradicional que tenemos de la marca. El modelo en cuestión, bautizado como 190 E 2.5-16 Evolution II y presentado en el Salón de Ginebra de 1990, fue desarrollado para competir en el Grupo A de carreras y no tardó mucho en conseguir el estatus de leyenda a pesar de las estrictas reglas que marcaba el reglamento de competición en aquella época.
Pero el motivo de su celebración va más allá, hablamos de una cuestión de orgullo. La marca llevaba compitiendo desde 1986 en el campeonato, viendo como BMW, Rover, Volvo, Audi y Ford ostentaban las primeras posiciones un año tras otro. Cansados de la derrota, los ingenieros alemanes decidieron que era hora de crear un mito, un coche con el que la marca de Stuttgart pudiera demostrar al mundo que con perseverancia todo se consigue y, de hecho, así fue, pues en 1992 Klaus Ludwig consiguió hacerse con el podio en el campeonato de DTM gracias al 190 E Evo II.
Un triunfo que ha llevado a que en la actualidad muchos recuerden al ‘Evo II’ como un vehículo muy especial, un coche capaz de sacar sonrisas e iluminar miradas en cada competición de clásicos que participa. Al mismo tiempo, el Evo II también se convirtió en el protagonista de la estrategia de producto que Mercedes-Benz preparaba por aquella época, sentando las bases de la tradición de vehículos de alto rendimiento que hoy en día conocemos como Mercedes-AMG.
Aunque cualquier modelo queda bastante lejos de este, por aquel entonces hablábamos de un propulsor de 4 cilindros y 2.5 litros que en el 190 E 2.5-16 Evolution fue revisado en profundidad para desarrollar 40 CV más y demostrar un comportamiento mucho más preciso. Así, el Evo II supuso toda una revolución en la década de los 90 al desarrollar una potencia total de 235 CV a 7.000 rpm, alcanzar los 100 km/h desde parado en 7,1 segundos y una velocidad máxima de 250 km/h.
Por su parte, el chasis y la carrocería también fueron sometidos a una puesta a punto para alcanzar un nivel de refinamiento superior estética y técnicamente, así como para adaptar al vehículo al uso de carreras. Llantas de 17 pulgadas (en vez de 16 pulgadas) y una aerodinámica mejorada por el nuevo paragolpes trasero con spoilers integrados, pasos de rueda ensanchados, un alerón integrado en la línea de la carrocería y el perfil aerodinámico de la zaga más pronunciado fueron las claves del éxito para sorprender al público y hacerse con el podio.
En total, llegaron al mercado 502 unidades del Evo II, ya que así lo exigían las normas de la FIA para permitir competir a los vehículos. Todas y cada una de las unidades estaba disponible en un solo color y se podía equipar opcionalmente con aire acondicionado. Un detalle gracioso en nuestros días que, sin embargo, hace aun más especial a este clásico que todavía conserva el encanto fascinante con el que nos sorprendió cuando se dio a conocer por primera vez como una berlina deportiva compacta en la cita suiza. ¡Feliz aniversario Evo II!