No es la primera vez que criticamos el doble rasero de medir de los coches eléctricos, aunque esto hay que aclararlo. Los coches eléctricos no contaminan a nivel local, o al menos eso es lo que nos argumentan, sin embargo, durante el proceso de fabricación, requieren de un mayor uso de industrias como la minera, que para nada son limpias, al menos hasta ahora.
Durante el uso, el coche eléctrico es tan limpio como el origen de su energía y esta puede tener un mix mejor o peor. Incluso en el peor de los casos, nunca será tan contaminante como un coche de combustión, que además de hacerlo de forma local, lo hace también durante el proceso de extracción y refinado de su combustible -y de forma masiva-.
Hace unos días, cuando Volkswagen nos presentó el ID. Buzz nos anunció que su nuevo modelo cuenta con un balance neutro en cuanto a las emisiones de CO2, materiales de origen no animal.
El ID. Buzz y el ID. Buzz Cargo se entregan con un balance neutro en cuanto a emisiones de CO2. Lo que implica esto es la compensación de las emisiones de la producción en la planta alemana de Hannover, la producción de todos los módulos en las plantas de Volkswagen Group Components y el transporte hasta la entrega a los clientes en toda Europa.
Lo que no nos han aclarado es la compensación de las emisiones derivadas de la minería, aunque han resaltado que todo lo que no resulta compensable directamente, se hace a través de la plantación de árboles capaces de neutralizar las emisiones generadas.
La marca también emplea un paquete de materiales y procesos altamente innovadores que convierten ambas versiones del ID. Buzz en uno de los modelos más sostenibles del mundo.
Estas medidas comienzan con la renuncia general al cuero en favor de materiales de origen no animal. Por ejemplo, el aro del volante es de material sintético con un aspecto de alta calidad como el cuero y con un tacto similar. Para algunos tapizados de los asientos y recubrimientos del suelo, así como para el forro interior del ID. Buzz se utilizan, entre otras cosas, materiales reciclados. Por ejemplo, un tejido fabricado con el denominado hilo SEAQUAL®, compuesto por aprox. un 10 % de plásticos recogidos en el mar y aprox. un 90 % de PES (botellas de PET recicladas). Los tapizados de los asientos con la denominación ArtVelours «ECO» también están compuestos por un 71 % de material reciclado.
Aunque personalmente dudo que se pueda neutralizar la huella de carbono de cualquier cosa fabricada por el ser humano (nunca se puede controlar al 100% el proceso y no todos los procesos industriales requieren siempre el mismo uso de materias primas), este es un gran paso hacia la descarbonización de la industria del motor, al menos aunque sea parcial.