Jeremy Clarkson ha vuelto a hacer de las suyas, en esta ocasión con una clara parodia a las gymkhanas de Ken Block pero con el toque de humor que caracteriza al inglés en el programa ‘The Grand Tour‘ producido por Amazon. Ha elegido nada menos que el mítico Subaru Impreza WRX STI para ponerse al volante y sortear todo tipo de obstáculos en una granja con múltiples sorpresas. Además podemos ver continuos guiños del mediático presentador hacia Block con ese característico juego de pies sin sentido o las caras exageradas de velocidad durante el recorrido.
Tal y como nos tienen acostumbrados en ‘The Grand Tour’ el objetivo es puramente el entretenimiento y la comedia es uno de los puntos fuertes de este programa. No se trata de un gymkhana como tal, sino más bien de un recorrido ensayado y preparado con cortes para que Clarkson pudiera realizar algunas tomas impresionantes y con cámara lenta. Incluso en alguno de los vídeos de las tomas falsas hemos podido comprobar que varias de las escenas se le atragantaron a Clarkson, donde no hacia más que llevarse una y otra vez algún obstáculo por delante.
A lo largo del recorrido podemos ver absolutamente de todo, y visualmente se ha conseguido un gran efecto gracias a derrapes infinitos, saltos, o planos a cámara lenta con efectos especiales dignos de los mejores especialistas. Ya en clave de humor podemos ver como Clarkson persigue a un rebaño de ovejas para encerrarlo en su parcela o destroza varias cestas de comida que cuelgan de varios espantapájaros. Y aunque no tenga ni muchísimo menos el mérito de las gymkhanas de Ken Block podemos decir que entretiene, y mucho.
También ha sido noticia recientemente Richard Hammond, objetivo habitual de los burlas de Clarkson y James May, que por un mero despiste ha destrozado el motor de un McLaren 720S. Ya en su día acabó reduciendo a cenizas un Rimac Concept_One y ahora la víctima ha sido el superdeportivo británico al haber utilizado agua para repostarlo.
Puede parecer (y más conociendo a sus presentadores) que esto fue algún tipo de broma o de acción en el guión, pero esta vez todo se debió a un mero error de Hammond. Para evitar tener que desplazarse hasta la gasolinera más cercana utilizó un bidón que tenía a mano, dando por hecho que era gasolina. Su sorpresa fue mayor cuando se dio cuenta de que el motor estaba fallando, y que había destrozado el V8 de un superdeportivo de 300.000 euros.