Todas las etapas de la historia del automóvil han tenido algo en común: la carrera tecnológica hacia la rentabilidad y la eficiencia. En épocas pasadas, cuando el petróleo no era un problema y el consumo un simple dato, eran otros los motivos de competencia entre las marcas, tales como la potencia, el diseño, la durabilidad…
Sin embargo, en pleno 2021, con la obsesión por el consumo y la contaminación provocada por la Unión Europea y los temerosos usuarios, la búsqueda de nuevas fuentes de energía se ha convertido en el mayor desafío del transporte. Las marcas gastan millones en I+D, realizando planes estratégicos a corto, medio y largo plazo.
Y todo esto hace aparecer las alternativas a la gasolina y el diésel que conocemos hoy en día. Son la consecuencia de años de investigación y cada vez son más variopintos: vehículos híbridos, eléctricos, de pila de hidrógeno o de gas (GLP y GNC) son la respuesta a las necesidades de un sector perseguido y a un usuario temeroso cargado de dudas.
Nos están vendiendo que el vehículo eléctrico es el futuro y, hoy por hoy, eso es una mentira como un templo. El GLP es el combustible ecológico más empleado en el mundo y con él se mueven más de 27 millones de coches en todo el planeta, prácticamente la mitad de ellos en Europa (unos 15 millones).
Este combustible es tan limpio que, en motores con inyección directa, emite menos CO2 (un 15% menos que ‘un gasolina’), NOx y partículas que el gasóleo o la gasolina. El GLP ofrece ventajas ecológicas, económicas, de autonomía y para el usuario. Es aproximadamente un 50% más barato que la gasolina, lo que supone un ahorro de hasta un 40%.
Y si cuesta la mitad que los otros carburantes pero, ¿por qué en Italia hay un parque de más de 2,5 millones de vehículos movidos por este combustible y en España apenas llega a los 100.000 vehículos? Divulgación, ese es el gran problema, además de unos cuantos intereses políticos.
En España el uso del gas no está popularizado porque la legislación prohibía su uso para particulares por temas fiscales hasta hace menos de dos décadas. Sin embargo, en países como Francia, Holanda, Portugal o Italia son tan conocidos casi tanto como el diésel. Algo similar a lo que ocurre con los vehículos PZEV al otro lado del Charco.
Tal y como declara Jaime Fernández Cuesta, responsable de GLP en Repsol y también presidente del clúster del autogas en España, «la gente incluso desconoce que los coches de GLP pueden acceder al centro de las ciudades como Madrid, al tener la etiqueta ECO de la DGT«.
Mitos aparte. El riesgo de conducir un vehículo movido por gas es incluso menor al de conducir un vehículo de gasolina, aunque en las películas americanas parezca lo contrario.
La moda es hablar del coche eléctrico porque, entre otras cosas, la ignorancia acerca del GLP como combustible está muy extendida, pero la realidad es que hablamos de una opción viable por infraestructuras, autonomía y flexibilidad. Es lógico que estemos muy verdes, nos están vendiendo los eléctricos como en su día hicieron con los diésel para, ahora, estar demonizándolos.
Ya le llegará su turno a los eléctricos, ya. En los últimos meses las ventas de vehículos movidos por gas están creciendo a pesar de ser los mayores desconocidos del público, aunque los fabricantes están haciendo grandes esfuerzos para darlos a conocer. Por ejemplo, modelos como el SsangYong Korando nos demuestran que no es necesario electrificar para tener la pegatina ECO.
El uso de metano o GLP en los automóviles no es nada nuevo. Llevan muchos a la venta pero no ofrecían las ventajas que ahora sí se han oficializado.
¿Qué es el GLP?
El GLP o Gas Licuado de Petróleo nace en los Estados Unidos entre los años 1900 y 1912, donde se comprobó que la gasolina natural no refinada tenía una gran tendencia a evaporarse debido a la presencia de estos hidrocarburos ligeros. A finales de los años ’30 comenzó su verdadero explotación por parte de varias empresas y, en Europa, la primera botella se vendió en Francia en 1934.
Clases de historia aparte, se trata de una mezcla de butano y propano almacenada a una presión de casi 10 bares en nuestro coche, es decir, en estado líquido (al aplicarle presión, pasa de gas a líquido, ocupando mucho menos espacio). También se suele llamar GLV o Gas Licuado Vehicular, aunque no es lo habitual.
El GLP se almacena en depósitos más o menos pequeños situados normalmente bajo el suelo del maletero, ocupando el hueco de la rueda de repuesto. Por ejemplo, un depósito de 100 litros de gasolina equivaldría a uno de 107 litros de GLP. Se puede obtener de forma natural, al formar parte del crudo y del gas natural; o a través de diversos procesos de refinería.
No voy a entrar a explicarlos uno a uno, pero algunos ejemplos para aquellos que quieran profundizar un poco más serían el reformado catalítico, el cracking catalítico, el steam cracking, la polimerización y alquilación, el cracking térmico o el coking y visbreaking. Básicamente, su gran ventaja es que su combustión genera vapor de agua y CO2.
Pros y contras del GLP
Ventajas
- Los coches a gas duplican la duración del motor debido al menor desgaste de cilindros y segmentos.
- Es más limpio, deja menos depósitos carbonosos en la combustión y permite que el aceite del motor se mantenga limpio durante más tiempo.
- En este momento, el GLP está a unos 0,67 euros/litro frente a 1,12 de la gasolina.
- Menos contaminación que su equivalente de gasolina.
- Tener distintivo ambiental “ECO” permite tener ciertas ventajas en algunas localidades o carreteras.
- Como se mantiene el sistema de alimentación de gasolina, el vehículo puede funcionar con ambos combustibles, así que no te dejará tirado.
Inconvenientes
- Disponibilidad del combustible menor que el diésel y la gasolina, aunque el GLP está bastante extendido.
- El depósito de gas ocupa sitio en el maletero o el espacio de la rueda de repuesto, además de aumentar ligeramente el peso total del vehículo.
- Se pierde algo de potencia respecto al uso convencional de gasolina (entre un 5% y un 10% de rendimiento).
- El consumo de combustible es algo superior y la autonomía de gas será inferior a la que tendríamos con gasolina.
El problema del glp es que los políticos gran ignorantes de todo ,solo fomentan los que le marcan las agendas de las élites .El coche híbrido es un timo ecológico ,el enchufable mixto una tomadura de pelo y el eléctrico puro las baterías es lo más contaminante que se ha creado y encima no se puede reciclar .