Cuando parecía que ambos modelos tenían los días contados, resulta que Ford presenta una actualización que los pone al día en diversos apartados para poder aguantar en el mercado unos cuantos meses más. Tanto los Galaxy como S-Max acaban de recibir un lavado de cara medianamente importante.
Para el Galaxy la novedad más importante es la llegada del acabado Vignale que pone un toque más lujoso al conjunto. Estrena paragolpes, detalles cromados, llantas de aleación y otros elementos para conseguir una imagen más elegante y cuidada. El resto de acabados también suman mejoras en las parrillas, paragolpes y llantas.
En el interior tanto de los S-Max como de los Galaxy se han incorporado nuevos asientos más confortables y con un mayor número de regulaciones en los niveles Trend y Titanium mientras que el acabado ST-Line suma mejoras para aumentar la sensación de deportividad, incluyendo unos asientos con mayor sujeción lateral.
Entre las mejoras de equipamiento hay que señalar el punto Wi-Fi, Ford Pass con más funcionalidades, asientos ventilados y con masaje en los Vignale, aviso pre-colisión mejorado, etc. Mantiene disponibles otros elementos como el techo panorámico, tapizado en piel, navegador, cámara trasera o arranque sin llave.
La gama de motores se limitada únicamente a bloques diésel. Todos ellos hacen uso del 2.0 EcoBlue en versiones con 150, 190 y 240 CV. Los usuarios podrán elegir entre una caja manual de seis velocidades o una automática con ocho velocidades, y entre la tracción sencilla o la total a las cuatro ruedas.