¿Es el fin de los carburantes baratos? Todo indica que el 2017 será un año de subidas…

Si comparamos los precios de los carburantes actuales con los que había un año atrás la diferencia es clara, y es que ya es una realidad que llenar el depósito cada vez afecta más a nuestros bolsillos. En enero de 2016 ocurrió algo muy difícil de volver a ver, cuando el diésel estuvo por debajo del euro a lo largo de todo ese mismo mes. Ahora entrando en el 2017 todo parece señalar que los precios seguirán subiendo, especialmente como consecuencia del alza del precio de barril de Brent que actualmente tiene un coste de unos 56 dólares el barril y se espera que alcance los 60 este mismo año.

Esta subida está acentuada después del 30 de noviembre del pasado año, día en el que la Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó reducir la producción un 4,5%, esto es, de los 33,7 millones de barriles diarios hasta los 32,5 millones a partir del primer día de enero del 2017. Los conductores pagan ahora 6,4 céntimos más por el litro de diésel y 6,8 céntimos de euro más por el de gasolina sin plomo 95 desde el acuerdo realizado por la OPEP.

Si de nuevo volvemos la mirada un año atrás, podemos deducir que la subida ha sido nada menos que de un 21% en el diésel y de un 16,18% en la gasolina. Aún así, en España con impuestos incluidos seguimos estando por debajo de la media europea y la eurozona. Hace algún tiempo nos preguntábamos si pagamos de más en el precio e impuestos de la gasolina aunque si nos comparamos con el resto de países de nuestro alrededor seguimos teniendo un ligero margen. En España la gasolina cuesta 1,242 euros, frente a los 1,377 en la UE o 1,418 en la zona euro.

Desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Álvaro Mazarrasa niega que la cotización del petróleo tenga una consecuencia directa de los precios que pagamos finalmente en una gasolinera. “La cotización del diésel y la gasolina tiene su propia vida” y añade que las fluctuaciones del barril de Brent sólo se aprecian dos semanas más tarde en las gasolineras como consecuencia del proceso de refinado, donde declara que “Depende de cada operador”.

De este forma cuando el precio del crudo baja es difícilmente apreciable en los precios finales, pero sin embargo cuando está en alza se traduce rápidamente en una subida de precios: “Cuando baja el precio del petróleo, a las empresas de refino les cuesta repercutir esa bajada en los carburantes. En cambio, cuando sube el precio, repercute en la gasolina rápidamente porque a ellos les beneficia” declaraba Rafael Pampillón, economista del IE Business School.

Fuente: El Mundo