Ahora que el consumidor estadounidense parece tener algo más en cuenta los consumos y el tamaño de los vehículos, algunos fabricantes han ido alterando poco a poco sus productos para adaptarlos a esas nuevas necesidades. El GMC Terrain es un claro ejemplo de esta evolución.
A la venta desde el 2008, el Terrain estaba pidiendo a gritos una nueva generación mejor adaptada a los tiempos actuales… y en Detroit se acaba de presentar. Es más pequeño que el anterior y baja un segmento para poder competir cara a cara con los Toyota RAV4, Nissan Rogue y Mazda CX-5 entre otros.
Que sea más pequeño y ligero le sirve además para homologar consumos más bajos y poder emplear bloques de inferior cilindrada. Por ejemplo la opción de acceso recurre al nuevo 1.5 Turbo de la familia SIDI con 170 CV en combinación con la caja automática de nueve velocidades.
Como variante más rápida se ha sustituido el anterior seis cilindros por un interesante 2.0 Turbo con 255 CV. Es verdad que no conserva el mismo refinamiento mecánico pero consigue reducir notablemente el gasto sin perder en prestaciones (más bien lo contrario, es algo más rápido).
Novedad importante es que por primera vez puede ir asociado a un motor diésel. Se trata del 1.6 CDTI con 136 CV ya utilizado en otros modelos de General Motors (Chevrolet Cruze, Opel Astra, etc) y con el que esperan cubrir el hueco que ha dejado Volkswagen tras el «dieselgate».
En lo relativo al equipamiento, pueden tener muchos elementos. A destacar el sistema de frenada de emergencia, aviso pre-colisión, control de crucero adaptativo, cámara posterior, portón automático, techo solar, tapizado en piel, navegador, detector de objetos en ángulo muerto, etc.
Que lo traigan a Europa.