Tras muchos meses de intriga, el Chevrolet Corvette Stingray 2020 es por fin una realidad. Más allá de su deportivo diseño, gran parte de su atractivo reside en su configuración mecánica, pues recordemos que se trata del primer Corvette de motor central, una idea que lleva años gestándose en la compañía. A nivel estético, el Corvette C8 luce un imponente frontal protagonizado por grandes tomas de aire y una inclinada luna delantera.
Estas se complementan con un alargado capó de formas esculpidas en el que encontramos dos afilados faros con tecnología LED y un sutil splitter frontal. En los laterales destacan los marcados pasos de rueda en los que no podían faltar llantas de aleación de 19 y 20 pulgadas. Sus marcadas líneas parecen terminar en las prominentes tomas de aire laterales, que ensanchan los hombros hasta límites insospechados para dar paso a una zaga completamente renovada.
La horizontalidad en la trasera del Corvette C8 queda patente desde el primer vistazo, con llamativos elementos como un generoso alerón, iluminación LED que simula una mirada enfurecida, nuevas tomas de aire y un enorme difusor que alberga cuatro salidas de escape cromadas. No menos interesante es la cubierta de vidrio para el nuevo motor V8, que cuenta en sus extremos con entradas de ventilación.
Pero eso no es todo, pues a pesar de las novedades, los ingenieros han podido mantener el techo desmontable (además, habrá una versión cabrio). Y si te gusta el exterior, el habitáculo también promete no defraudarte, con mayor calidad percibida y una fuerte carga tecnológica. ¿Sigues creyendo que no ha cambiado tanto como dicen? Te proponemos una comparativa visual entre el nuevo Corvette y su predecesor para que juzgues tú mismo.