Cuando pasan estas cosas, me encanta recurrir al refranero popular y en este caso me decanto por el de «en todas partes cuecen habas».
¿Te acuerdas de que hace unos días te hablamos de las ventas de coches en Noruega?, pues tal y como te contamos, los eléctricos están muy de moda por sus exenciones fiscales y claro, esto está causando fuertes pérdidas a las arcas del estado y al parecer, la «barra libre» se va a acabar -aunque por el momento no sabemos cuándo-.
Al parecer, el Gobierno noruego plantea la posibilidad de introducir un impuesto sobre los vehículos eléctricos con vistas a revertir la caída de la recaudación.
La propuesta estipula que a partir de 2018, los vehículos eléctricos podrían ser gravados con un impuesto que variará en función de su peso.
Esto tendría graves consecuencias negativas en la venta de este tipo de automóviles durante los próximos siete años debido a que el mercado todavía no está preparado y es lo suficientemente maduro como para cargarlo impositivamente de una forma tan voraz.
Hasta el momento, las ventas de eléctricos han sido mayúsculas. Para que te hagas una idea, el pasado mes de Septiembre, las matriculaciones de eléctricos supusieron el 60% del total. Además de esto, Noruega cuenta con mayor porcentaje de vehículos eléctricos per cápita del mundo, con 215 por cada 10.000 habitantes.
¿Está el mercado noruego preparado para este bombazo o deberían de esperar?