En septiembre de 2015 estalló uno de los mayores escándalos de la industria automovilística, el bautizado como “Dieselgate” de Volkswagen. La compañía alemana reconoció haber instalado un software ilegal en más de 11 millones de vehículos diésel en todo el mundo. Este software fraudulento estaba diseñado para manipular las pruebas de emisiones de gases contaminantes. Este fraude no solo golpeó la reputación de la marca, sino que también cambió el rumbo de la regulación ambiental y del mercado de los automóviles diésel.
¿En qué consistió el fraude de Volkswagen?
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) descubrió que los modelos diésel de Volkswagen, Audi, Seat, Skoda y Porsche incluían un software conocido como defeat device. Este programa detectaba cuando un coche estaba siendo sometido a pruebas de laboratorio y reducía artificialmente las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) para cumplir con los límites legales.
Sin embargo, en condiciones de conducción real, los vehículos llegaban a emitir hasta 40 veces más contaminantes de lo permitido.
Consecuencias legales y económicas del dieselgate para Volkswagen
El fraude costó a Volkswagen miles de millones en multas, compensaciones y litigios.
- En 2016, la empresa pactó con las autoridades estadounidenses el pago de 500 millones de dólares en compensaciones a propietarios y concesionarios.
- En 2017, se declaró culpable de conspiración para defraudar al gobierno de EE. UU. y acordó pagar 800 millones de dólares en multas penales y 1.500 millones en sanciones civiles.
- En Europa y otros mercados, Volkswagen se enfrentó a reclamaciones colectivas y la obligación de actualizar los motores afectados.
El impacto económico fue devastador: además de multas y compensaciones, la compañía tuvo que reservar 6.500 millones de euros solo en 2015 para cubrir los costes del escándalo.
Impacto reputacional y el mercado del diésel
El Dieselgate no solo golpeó la credibilidad de Volkswagen, sino que puso en duda todo el modelo de negocio basado en el diésel.
En Estados Unidos, Volkswagen suspendió la venta de vehículos diésel y se vio obligada a impulsar su estrategia hacia la electromovilidad. En Europa, donde el diésel representaba más del 50 % de las ventas, las autoridades endurecieron los controles de emisiones y aceleraron la transición hacia tecnologías más limpias.
Modelos afectados por el Dieselgate
Los vehículos manipulados correspondían principalmente a motores EA189 de la normativa Euro 5 (2009-2015). Entre los modelos más destacados se encuentran:
- Volkswagen: Golf, Passat, Jetta, Tiguan, Polo, Amarok, entre otros.
- Audi: A3, A4, A6, Q5 y Q7.
- SEAT: Ibiza, León, Alhambra, Exeo.
- Skoda: Octavia, Superb, Yeti, Fabia.
- Porsche: Cayenne
En total, se vieron afectados 11 millones de coches en todo el mundo, incluyendo 5 millones de Volkswagen, 2,1 millones de Audi, 1,2 millones de Skoda y 700.000 de SEAT.
Un antes y un después en la industria
El escándalo de las emisiones de Volkswagen marcó un punto de inflexión en la relación entre la industria, los gobiernos y la opinión pública.
El Dieselgate dejó claro que las prácticas fraudulentas pueden salir a la luz en cualquier momento, y que los consumidores y autoridades exigen cada vez más transparencia, sostenibilidad y responsabilidad ambiental.
Hoy, Volkswagen intenta reconstruir su imagen apostando por la movilidad eléctrica, con el objetivo de liderar la transición hacia un futuro más limpio.