El problema de los engaños masivos por parte de muchos fabricantes de automóviles cada día se hace más grande y la psicosis se extiende. Cada vez que una fiscalía empieza a investigar, los medios se tiran como lobos para examinar el tema en busca de otro «escándalo de emisiones» y lo cierto es que no es para menos.
Hace unas horas hemos sabido gracias al periódico alemán Bild que la policía alemana ha confirmado que está registrando las oficinas de Opel ubicadas en Rüsselsheim y Kaiserslautern por las sospechas de un presunto fraude en los motores diésel.
Según comenta el medio alemán, las sospechas giran alrededor de la presunta existencia de un software ilegal instalado en unos 95.000 automóviles de la marca. Estos automóviles montarían motores diésel y habrían sido instalados en Insignia, Zafira y Cascada (Cabrio en nuestro mercado) fabricados en los años 2012, 2014 y 2017.
Al parecer, este software instalado presuntamente en estos modelos camuflaba las emisiones de gases contaminantes reales tal y como afirman desde Bild.
Desde la fiscalía, la fiscal Nadja Niesen ha comentado a la publicación germana que los registros se deben a la investigación de un presunto fraude.