La policía de Louisville, Kentucky, llevó a cabo un polémico acto público al achatarrar un Dodge Durango Hellcat incautado durante un operativo contra las carreras ilegales callejeras. El evento, presentado como una advertencia a quienes practican la conducción temeraria, fue transmitido con cámaras, drones y la presencia del alcalde Craig Greenberg, quien personalmente activó el botón que destruyó el SUV de alto rendimiento.
Una medida simbólica contra las carreras ilegales
El vehículo había sido incautado en 2024 durante el Street Rod Nationals, y según la policía formaba parte de los 167 automóviles retenidos desde 2023 en el marco de su ofensiva contra las carreras ilegales en la vía pública.
Las autoridades explicaron que el Durango Hellcat no podía ser subastado ni reutilizado como patrulla debido a que se le detectaron componentes robados, incluyendo el motor. Esto, junto con otros detalles, llevaron a las autoridades a tomar la decisión final de aplastarlo por completo.
Un portavoz del departamento declaró:
“Esto no se trata solo de un coche. Se trata de proteger vidas, restaurar el orden y demostrar que nuestra ciudad está unida contra las conductas imprudentes”.
Reacciones divididas por la destrucción del Hellcat
La decisión generó controversia. Mientras algunos ciudadanos aplaudieron la medida, otros cuestionaron que no se aprovechara el vehículo mediante una subasta pública que podría haber generado ingresos para programas comunitarios.
Impacto en la lucha contra las carreras callejeras
Más allá del debate, el mensaje parece haber tenido efecto. El alcalde afirmó que las carreras ilegales en Louisville han disminuido casi un 40% desde el inicio de la campaña.