Los fabricantes de todo tipo de productos siempre han tendido a deslocalizar sus centros de trabajo de países desarrollados a países con menores recursos con el fin de reducir costes como la mano de obra, impuestos, alquileres o suministradores de material. Lógicamente, esta reducción de costes no repercute en absoluto en el precio final del producto, pero sí que lo hace en los beneficios de la marca.
Sin lugar a dudas, tal y como dicen por ahí, “nadie da duros a pesetas” y este proceso de reducción de costes operativos suele venir aparejado a una reducción en la calidad, bien sea del detalle, del producto o de la construcción.
Como en la fiebre del oro del viejo oeste, los fabricantes de todo el mundo, bien sea por cuenta propia o con la ayuda de terceros, han acercado su producción al que para alguno de ellos ha resultado ser el primer mercado mayoritario, el chino.
La gran mayoría de las marcas, fabrica o fabricará alguno de sus modelos globales (destinados el mercado global) en esta República, sin embargo, algunos fabricantes Premium entre los que podemos encontrar a Lexus, se resisten.
El jefe de la marca, Tokuo Fukuichi, recientemente ha explicado que en el caso de la marca Premium de Toyota Motors, no pueden darse el lujo de hacer esta deslocalización ya que llevan mucho menos tiempo en el mercado que sus competidores y necesitan mantener la calidad lo más alta posible.
Reuters afirma que Fukuichi comentó: «El trío alemán tiene una imagen que ha cultivado a lo largo del siglo pasado. Los clientes nos dejarían si tenemos algún problema con la calidad».
Para Lexus, los EE.UU. son la mejor apuesta para la fabricación, y ha anunciado que está buscando iniciar la producción de alguno de sus modelos en el país.