La industria del automóvil estadounidense presta mucha atención a las leyes que se aprueban en California, y con razón. El estado californiano es uno de los más influyentes de la nación y el que acapara el mayor número de ventas de automóviles, por lo que en el momento en el que se aprueba una normativa que afecta al sector, los fabricantes tienen dos opciones: o se adaptan a los cambios o pierden una buena porción del pastel.
De acuerdo con la última información que nos llega desde Reuters, los dirigentes californianos tienen sobre la mesa una nueva ley mucho más rigurosa en lo que a las emisiones de carbono respecta, y ojo, porque de aprobarse se convertiría en una de las más estrictas hasta la fecha.
No es ningún secreto que el estado de California ofrece notables incentivos fiscales para la adquisición de vehículos eléctricos y de bajas emisiones, de ahí que acapare gran parte de las ventas de este tipo de modelos al otro lado del Charco, pero en los últimos años, el gobierno estatal también ha impuesto muchas reglas a los vehículos de cero emisiones (ZEV). La ley actual establecía como meta el año 2020 para reducir las emisiones de carbono hasta los niveles de 1990, pero parece ser que a los legisladores les parece insuficiente.
Ahora, el objetivo es conseguir el proyecto de reducción de gases de efecto invernadero más ambicioso del país, y por ello el pasado miércoles el Senado estatal votó 25-13 a favor de un proyecto de ley que establece una nueva meta en la reducción de las emisiones de cara a 2030. Tan solo 10 años después de cumplir el primer objetivo, las emisiones tendrán que caer un 40 por ciento por debajo de los niveles de 1990.
La votación se produjo horas después de que la Asamblea aprobara un proyecto de ley destinado a aumentar la supervisión legislativa de los programas de cambio climático a cargo de la Junta de Recursos del Aire de California por una votación de 44-28. Ahora, ambos proyectos de ley pasarán al gobernador Jerry Brown, quien ya ha adelantado que firmará ambos. En su defensa, el senador Fran Pavley, autor de la ley de 2006 que establecía por primera vez el objetivo de reducción de emisiones, aseguró que el esfuerzo ha generado miles de millones de dólares en inversiones en el sector de la energía limpia, al tiempo que ha aumentado la creación de empleo y la reducción de las emisiones.
«La acción de hoy asegurará que el estado se mantiene en su objetivo de ser más saludable» declaraba Brown. «El mundo en el que vivimos tiene que descarbonizarse y ser más sostenible».
La oposición, por su parte, señala todo lo contrario, ya que según afirma la líder republicana del Senado Jean Fuller, que representa al condado de Bakersfield, «los impactos en mi condado son inmensos y los cambios que ha traído a nuestra economía son imperdonables«, ya que las políticas actuales han obligado a irse a cientos de empresas de energía fuera del condado, pues es el hogar de algunos fabricantes y productores de petróleo. Por otra parte, la nueva ley también golpea económicamente con fuerza a las industrias productoras de energía menos limpias, lo que indudablemente hará que estas quieran marcharse.
Por el momento, no sabemos que pasará con los principales fabricantes de automóviles de la zona, pero algunos de ellos indudablemente decidirán marcharse ante el aumento de los costes del negocio y las fuertes tasas que habrán de desembolsar. La única que seguro puede estar tranquila es Tesla, pero también hemos de tener en cuenta que aunque el acuerdo suena muy bien para los fabricantes de coches eléctricos, hay un inconveniente: el precio de la electricidad en California aumentará…