El fabricante japonés de automóviles Nissan atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia. Una serie de correos electrónicos internos filtrados a la prensa revelan las tácticas urgentes y polémicas que la empresa está utilizando para evitar un colapso financiero que resulta inminente.
Según documentos revisados por Reuters, Nissan ha solicitado a varios de sus proveedores en Europa y Reino Unido que acepten el retraso en los pagos. La medida busca liberar hasta 150 millones de euros en liquidez a corto plazo, en un intento por estabilizar sus finanzas antes del cierre del trimestre fiscal de abril a junio.
¿En qué consisten estas medidas?
Los correos, intercambiados entre empleados de los departamentos de compras y tesorería de Nissan en Europa, indican que esta estrategia fue impulsada directamente desde la alta dirección, supuestamente con la aprobación del CEO, Ivan Espinosa, quien asumió el cargo en abril de 2024.
A los proveedores se les ofrecieron dos alternativas:
- Mantener el calendario de pagos original, recibiendo el dinero adelantado por parte de HSBC, con Nissan reembolsando al banco posteriormente con intereses.
- Aceptar un retraso de pago de hasta dos o tres meses, a cambio de una compensación adicional por el retraso.
El contexto de una crisis financiera de gran calado en el fabricante
Esta no es la primera vez que Nissan recurre al aplazamiento para aliviar tensiones de flujo de caja. En marzo de este mismo año, la compañía habría implementado medidas similares.
El director financiero de Nissan, Jeremie Papin, ya había anticipado que este sería uno de los trimestres más complicados en la historia de la empresa. La presión interna por liberar efectivo es tan grande que incluso se han elaborado documentos específicos con metas cuantificables. Uno de ellos, fechado en octubre de 2024, detalla cómo se espera un ahorro de 59 millones de euros mediante acuerdos de pago flexible con más de una docena de proveedores.
Nissan admite los retrasos en los pagos
En una declaración oficial a Reuters, Nissan admitió haber ofrecido “condiciones de pago más flexibles” a sus socios estratégicos. La empresa justificó esta decisión como parte de su plan de reestructuración, con el objetivo de mantener suficiente liquidez para afrontar pagos de deuda y continuar su proceso de transformación.
Planes a futuro: ¿será suficiente?
Nissan cerró el último ejercicio fiscal con pérdidas de 4.500 millones de dólares y se enfrenta el desafío de reducir 3.400 millones en costes en los próximos dos años. Las medidas incluirán el cierre de fábricas, recortes en la plantilla global de hasta un 15% y una apuesta por alcanzar un flujo de caja positivo para el año fiscal 2026.
A pesar de los esfuerzos titánicos, las tres principales agencias crediticias han calificando la deuda de Nissan de “bono basura” por lo que el acceso a nuevas financiaciones se complica aún más.