La administración del presidente Donald Trump anunció hace unas horas una reforma que podría transformar radicalmente el rumbo de la industria automovilística en Estados Unidos.
Bajo el nombre “Freedom Means Affordable Cars”, la propuesta busca reducir los estándares de consumo de combustible que anteriormente se estaban aplicando, dejando fuera del cálculo a los vehículos eléctricos y eliminando los créditos que estos generan actualmente y que acaban en el bolsillo de los fabricantes de coches eléctricos.
“Estamos volviendo a niveles realistas que pueden cumplirse con motores a gasolina y diésel,” señaló la Casa Blanca, argumentando que las metas impuestas por la anterior administración se traducían en una obligación indirecta y en una imposición velada de los vehículos eléctricos que encarecería el coste de los coches nuevos en varios miles de euros y reduciría la libertad de los estadounidenses a la hora de moverse.
Objetivo: 34.5 mpg para 2031 y fin a las ayudas a los coches eléctricos
Según detalles entregados por el Departamento de Transporte:
| Año Modelo | Aumento anual propuesto (coches) |
| 2023–2026 | 0.5% |
| 2027 | 0.35% |
| 2029–2031 | 0.25% |
De cumplirse estas variaciones, la flota nacional llegaría a una media de 34.5 mpg para el 2031, cifra significativamente menor a las metas anteriores que rondaban los 50 mpg.
Uno de los puntos más polémicos es la eliminación de los créditos CAFE a partir de 2028, medida que impactaría directamente a fabricantes de coches eléctricos como Tesla, que han generado ganancias mediante el comercio de estos certificados.
Cruce de categorías: los crossovers dejan de ser “camionetas”
Otro factor clave es la reclasificación de crossovers y SUVs compactos, que dejarán de figurar como light trucks para ser considerados automóviles de pasajeros.
Este cambio podría facilitar el cumplimiento de las nuevas metas, al incluir estándares menos estrictos y por lo tanto más realistas.
Ahorro para consumidores o retroceso ambiental: las dos caras del debate
La administración Trump asegura que este cambio:
- Ahorrará $109 mil millones a los estadounidenses en cinco años.
- Reducirá el precio promedio de los coches nuevos en casi $1,000.
- Permitirá que más personas accedan a vehículos nuevos y seguros.
- Evitará 1,500 muertes y 250,000 lesiones graves para 2050.
Los más críticos señalan que relajar estas metas podría:
- Retrasar la transición energética, en un momento delicado a nivel global.
- Aumentar emisiones de carbono y contaminación atmosférica.
- Restar competitividad a fabricantes que ya invirtieron en la electrificación.
- Desincentivar la innovación en tecnologías que promuevan la eficiencia.
¿Estados Unidos no está listo para los coches eléctricos?
El gobierno sostiene que el mercado no está preparado para un cambio drástico hacia los vehículos eléctricos, citando los altos costes, infraestructura insuficiente y resistencia del consumidor.
Pero los defensores del sector EV señalan que la transición es inevitable, y que Estados Unidos podría ceder frente a China y Europa, donde las políticas de electrificación avanzan de forma más contundente.
