Tras haberos comentado a inicios de esta semana que Volkswagen iba a cerrar una de sus “grandes fábricas” en China, hoy hemos sabido otra tanda de malas noticias, en esta ocasión relacionadas con Nissan.
Como ya sabrás, Nissan no está pasando por su mejor época. Las ventas han caído, algunos de sus modelos no despegan y otros directamente han nacido estrellados.
Hoy hemos sabido que Nissan confirma el cierre de su emblemática planta en Oppama, Japón, como parte de un agresivo plan de reestructuración global.
Esta decisión, calificada por el nuevo CEO Ivan Espinosa como «dura pero necesaria», forma parte del plan de recuperación “Re:Nissan” anunciado hace unos meses, y evidencia la grave situación financiera y operativa por la que atraviesa la compañía.
Una fábrica de Nissan con más de 60 años de historia cerrará en 2028
La planta de Oppama, activa desde 1961, dejará de producir vehículos al finalizar el año fiscal japonés 2027, en marzo de 2028.
Durante más de seis décadas, este sitio fue uno de los pilares de la producción de Nissan, con más de 17.8 millones de vehículos ensamblados, entre ellos modelos icónicos como el Datsun Bluebird, el Leaf eléctrico, el Cube y el Micra (March en otros mercados).
Actualmente, el sitio produce los Note y Note Aura, pero la producción de estos modelos será trasladada a la planta de Kyushu.
Reducción de fábricas, despidos masivos y venta de activos
El cierre de Oppama es solo una pieza del rompecabezas en la ambiciosa estrategia de Nissan para recortar costes y recuperar la rentabilidad, tras años de caídas en ventas y márgenes. El objetivo de la marca es reducir su número de fábricas globales de 17 a solo 10 para 2027.
Más de 2.400 empleados se verán afectados en Japón por el cierre, mientras que el plan total contempla eliminar 20.000 puestos de trabajo a nivel mundial, incluyendo recortes en áreas de producción, ventas y administración.
Entre el resto de drásticas medidas adoptadas por Nissan para enfrentar su delicada situación financiera, la compañía ha decidido reducir sus plataformas de vehículos de 13 a solo 7, lo que implica una simplificación significativa. Además, se disminuirá en un 70% la complejidad de las piezas utilizadas, con el objetivo de abaratar costes y agilizar la producción.
Además de esto, varios proyectos de nuevos modelos han sido paralizados, priorizando la contención de gastos por encima de la innovación. Nissan también evalúa vender su sede central en Yokohama para posteriormente alquilarla.
Para coordinar estos esfuerzos, la empresa ha creado un equipo de 3000 empleados enfocados únicamente en las estrategias de reducción de costes.
Un futuro incierto para Nissan
Aunque las instalaciones de investigación, pruebas de choque y el puerto logístico en Oppama seguirán operando, el cierre de la planta envía un claro mensaje: Nissan está en una crisis profunda y necesita reinventarse para poder sobrevivir.
La marca japonesa enfrenta un panorama sombrío en un mercado muy cambiante y altamente competitivo. La necesidad de optimizar recursos y reducir la capacidad de producción de 3.5 millones a 2.5 millones de unidades anuales es señal de que el problema es más estructural que coyuntural.
Una marca histórica bajo una transformación muy dolorosa
El cierre de la planta de Oppama no solo representa el fin de una era para Nissan, sino también un símbolo de la difícil transición por la que atraviesa la compañía. En palabras del propio CEO Espinosa: “No fue una decisión fácil, ni para mí ni para la empresa.”
Nissan se encuentra en una carrera contrarreloj para recuperar su posición en el mercado, y cada paso en este plan de reestructuración implica sacrificios significativos. El futuro de la marca dependerá de su capacidad para adaptarse rápidamente y reconstruir su base industrial con eficiencia.
¿Crees que lo conseguirán o ya han empezado tarde?