A día de hoy nadie duda de que el Citroën DS, también conocido como Citroën Sapo o Citroën Tiburón, marcó un antes y un después en la historia del automóvil. Sus contemporáneos fueron muy conscientes de ello, y es que este modelo del segmento E nacido en 1955 para competir contra el Renault Fregate, superaba a este en tecnología y diseño.
El 5 de octubre de 1955, en el Salón del Automóvil de París, los visitantes cerraron nada menos que 12.000 pedidos el mismo día de su presentación, mientras que la prensa especializada elogiaba unánimemente su diseño audaz obra del italiano Flaminio Bertoni y su comportamiento en carretera gracias a su suspensión hidroneumática con corrector automático de altura.
Dicha suspensión hidroneumática se basaba en la sustitución de los tradicionales muelles de amortiguación por esferas, cuya parte superior contiene un gas, en este caso nitrógeno, que asegura la flexibilidad de la suspensión, teniendo en cuenta los movimientos de las ruedas provocados por las irregularidades del firme.
El Citroën DS consiguió importantes avances en las normas automovilísticas, tales como la comodidad de conducción, la seguridad y el frenado. Los frenos de disco, algo que sólo se había visto en las 24 Horas de Le Mans, eran de serie en el eje delantero del DS y no se popularizaron hasta los años ’60.
Otra de las grandes innovaciones tecnológicas del DS fue la caja de cambios hidráulica. Accionada por una pequeña palanca situada en la parte superior de la columna de dirección, permitía pasar las cuatro velocidades y la marcha atrás con movimientos muy cortos, además de poner en marcha el motor.
El sistema hidráulico aglutinaba las funciones de los frenos, los faros, la dirección, el embrague y la suspensión.
La desaparición del pedal del embrague ofreció un confort de conducción nunca visto, mientras que la hidráulica permitía cambiar de marchas con una gran suavidad. Estas son algunas de las razones por las cuales, más de seis décadas después de su lanzamiento, el DS sigue siendo uno de los iconos del automóvil francés del siglo XX, sinónimo de glamour, lujo, diseño e innovación.
Gracias a su estilo único, elegante, dinámico y refinado, este automóvil excepcional ha sido el vehículo favorito de políticos, magnates, estrellas de cine… Citroën llegó a vender 1,5 millones de unidades de este automóvil hasta su desaparición en 1975, además de hacerse con numerosos premios a costa de su creación. Logró un merecido tercer puesto en el premio al «Mejor Coche del Siglo».
La tecnología del Tiburón se anticipó casi tres décadas y en conjunto el automóvil es considerado como una obra de arte -está incluso expuesto en algunos museos-.
No menos relevancia que el diseñador tiene el ingeniero André Lefèvre. Ambos supieron fusionar tecnología y estética para crear una armonía perfecta en la que la línea y las formas, que eran un reflejo de las soluciones técnicas y de la obsesión por la aerodinámica y el confort, logrando conjugar funcionalidad con un diseño único y atractivo.
Lo que quizá desconocías es que el nacimiento del Citroën DS 19 llevó al equipo nada menos que 18 años de desarrollo en completo secreto. Era el digno sucesor del 11 Ligero y su mayor hándicap fue su elevado precio, ya que hemos de tener en cuenta que hablamos de un país que todavía se estaba recuperando de la Segunda Guerra Mundial.
Además, el sistema del caballo fiscal de Francia no le benefició, ya que, a diferencia del 11 ligero -que tuvo un poderoso motor de seis cilindros-, tuvo que ser equipado con motores de reducida cilindrada. Equipó motores de cuatro cilindros y el desplazamiento iba desde los 1.9 litros hasta los 2.3 litros en función de los años y versiones.
Unos años después, en 1957, se presentó un modelo más económico, el Citroën ID. El ID compartió la plataforma del DS, pero fue más tradicional en su mecánica. Apenas un año después llegó la versión familiar, el ID Break, lanzada en 1958. En 1968 Robert Opron rediseñó el DS cambiando sus faros redondos por unos faros ovalados direccionales.
En realidad, esta versión del Citroën DS es la más conocida y emblemática. Y ojo, porque el DS no solo triunfó en el mercado, también se le atribuyen numerosos éxitos en el Campeonato de Europa de Rally (Campeonato Mundial de Rallies después de 1973) entre 1959 y 1974. Numerosos admiradores dicen que el coche «respiraba» a causa del sonido producido por la suspensión.
Los Citroën DS de competición cosecharon victorias en rallies de gran prestigio como el de Monte Carlo o el de Finlandia, con notables actuaciones también en pruebas de resistencia y un notorio dominio en campeonatos nacionales de rallies de distintos países europeos.