Indignación. Ésa es la palabra que mejor define lo que sintieron ayer la mayoría de espectadores, que deseosos de ver una carrera prometedora, sacrificaron una calurosa tarde de primavera para sentarse frente al televisor en el salón de sus casas. Apetecía ver una carrera que amenazaba lluvia, dónde los grandes pilotos se crecen y las diferencias entre monoplazas se minimizan. Sin embargo, dirección de carrera decidió privarnos de semejante atracción, montando un paripé de unas cuantas vueltas tras el safety car para acabar parando la carrera por bandera roja como consecuencia de la intensa tromba de agua que caía sobre Montreal.
No se entiende la medida. Creo que la FIA debería replantearse que lo que tiene en sus manos son carreras de coches, no exhibiciones ni paseos en calesa. No vale el argumento de la seguridad a día de hoy, ni tampoco excusarse en las dificultades para pilotar por la escasa visibilidad. Más aún cuando precisamente, algunos de los pilotos, como Hamilton, aseguraban que se podía seguir. Otros, como Alguersuari, hacían una reflexión similar a final de carrera. Tampoco se puede tener al público que ayer ocupaba las gradas del circuito Gilles Villeneuve dos horas esperando bajo la lluvia, mientras contemplaban la gama de colores del nuevo Mercedes SLS (sólo los distintos coches de seguridad dieron vueltas en ese tiempo).
Sólo hay dos soluciones: dejar de lado esta pantomima que devalúa la que supuestamente es la mejor competición del mundo de carreras de coches, o bien asumir que se trata de un espectáculo menor, y dejar constancia por escrito a través del Reglamento de una prohibición expresa para iniciar una carrera que no se pueda declarar en seco. Pienso honestamente que es mejor opción la primera, y que quien quiera arriesgar lo haga, y quien no, que levante el pie y vaya más despacio. Pero en cualquier caso, esto es un deporte de riesgo, por lo que el cerco de la prudencia no puede acotar tanto su margen de maniobra a la espectacularidad.
Entrando a analizar la prueba en sí, con menos entusiasmo que otras veces por el enfado que tengo encima, Jenson Button se llevó la victoria tras una gran remontada y 4 horas y 4 minutos de carrera. Segundo fue Sebastian Vettel que perdió la victoria al cometer el primer error de la temporada en la última vuelta, y tercero su compañero Mark Webber. Michael Schumacher se quedó a las puertas del podio por primera vez desde su regreso a las pistas y Jaime Alguersuari fue el mejor español acabando octavo (no había acabado en los puntos hasta ahora).
Fernando Alonso sumó un nuevo fiasco en lo que va de temporada y terminó fuera de carrera tras un toque con Button. Todo quedó en un lance de carrera y la conclusión que se saca es que, pese a que Ferrari ha mejorado ostensiblemente, las posibilidades de acabar el campeonato en la posición que se merece la historia de la scuderia, son prácticamente nulas.
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