Antes de entrar en materia, me gustaría hablar un poco de quién era Gordini. Amédée Gordini fue un piloto de carreras italiano de nacimiento que legó al mundo a finales del siglo XIX. Durante su adolescencia, Gordini estuvo trabajando como mecánico para Maserati, lo que le daría una experiencia que más tarde aplicaría en el desarrollo de sus propios modelos.
Después de las segunda guerra mundial, el piloto se trasladó a París, Francia, donde desarrolló su carrera como piloto y preparador.
Se inició como piloto con FIAT, pero pocos años más tarde se unió a SIMCA, con quienes se ganaría el apodo de «el brujo», debido a la preparación realizada en los pequeños motores de la marca frances, que gracias a sus manos y sus conocimientos se convertían en los más rápidos en su categoría en el legendario Le Mans.
Avanzando un poco en el tiempo, los problemas fincieros empezaron a cebarse con SIMCA y claramente el tándem ya no podía seguir vinculado a la competición, lo que se tradujo en la ruptura entre Gordini y SIMCA. Esta ruptura fue aprovechada por Renault que sin dudarlo ni un minuto, lo «alistó» con el fin de que desarrollase una gama de modelos deportivos.
El primero en ver la luz fué la versión potenciada del mítico Dauphine, mejorándolo de tal forma que llegaba a los 130 km/h , una velocidad relativamente elevada, teniendo encuenta que estamos en los 50 y muchos de los coches que se veían por las calles no pasaban de los 100 km/h. Al Dauphine se le apodó como «el coche de las viudas» por sus prestaciones y su poco peso, sobre todo en el eje delantero.
Con el segundo modelo el Renault 8, la marca se convertiría en un icono de la competición, sobre todo en los rallyes. El R8 se convirtió en el sustituto del Dauphine, e incluiría novedades como los frenos delanteros de disco, algo incomprensible en su segmento, donde primaban los frenos de tambor en ambos ejes. Este modelo también serviría para que la marca del rombo echase raices en nuestro país.
A petición de la marca francesa, Gordini le «metió mano» al pequeño motor de 900 cc, subiendo su cilindrada hasta los 1.108 cc, pasando de los 44 cv a los 56cv, que, sumado a su ligereza, le hacian alcanzar una velocidad punta de 175 km/h. Sus prestaciones servirían como excusa para la creación de una copa monomarca, donde la igualdad entre unidades era tal, que la pericia del piloto era lo único que existia para diferenciarse.
Por toda la historia que lleva detrás este mítico modelo, Renault ha querido conmemorar su 50 aniversario, llevando 5 coches, pintados con los colores típicos del apellido Gordini (azul claro con las dos bandas blancas en un de los laterales), al Rallye de Monte Carlo (Histórico):
- N° 8 : Jean Ragnotti : que recupera su primer coche de rallye (“Rallye du Vaucluse” 1967). Copilotado por Michel Duvernay.
- N°12 : Alain Serpaggi (el emblemático piloto-probador de Alpine) acompañado por Jean-Pierre Prevost,
- N° 17 : Michel Leclère, ganador del “Premier Pas Dunlop Coupe Gordini” en 1969 con el periodista Vincent Roussel,
- N°19 : Thierry Chancel y François Forgeoux, habituales de la prueba con su vehículo, un bastante raro 1100 cm3 ,
- N°22 : Gilles Zaffini, agente Renault en Bron y Serge Mollar.