Estamos seguros de que todos conocéis el famoso Street View de Google Maps. Sí, esa tecnología que Google implementó hace años en su sistema de cartografía y que nos permite situarnos a pie de calle en casi cualquier punto del planeta con tan solo un click.
Lo que probablemente muchos desconozcáis es el lado más solidario y responsable de Google Maps, el cual lleva desarrollándose en profundidad desde el pasado año. Gracias a la colaboración con Aclima, una empresa con sede en San Francisco que diseña e implementa redes de sensores ambientales, pronto Google Earth permitirá a millones de usuarios mapear y entender mejor la calidad del aire urbano.
Desde 2007, año en el que Google lanzó el servicio Street View en los EE.UU, su tecnología se ha ido incrementando progresivamente para lograr una expansión impensable en sus inicios. Antes, solo estaban disponibles las principales calles y avenidas de las grandes ciudades; mientras que, actualmente, el sistema permite incluir desde las zonas rurales de todo el mundo hasta algunos lugares remotos como el Monte Everest o las Pirámides de Giza. Imaginaos lo que eso puede significar en términos de infraestructura para una empresa medioambiental que quiere evaluar la calidad del aire.
Pero, ¿y si Google tuviera los medios para poder ahorrarnos esa infraestructura? Seguro que prácticamente todos habéis visto alguna vez uno de los vehículos con cámaras incorporadas que utiliza Google, esos que circulan tranquilamente por nuestras calles fotografiándolo todo a su paso. Pues bien, he aquí el quid de la cuestión, y es que estos vehículos pueden estar equipados con la plataforma de detección móvil de Aclima para medir el dióxido de nitrógeno, el óxido nítrico, el ozono, el monóxido de carbono, el dióxido de carbono, el metano, el carbono negro y las partículas volátiles de compuestos orgánicos (COV).
A modo de programa piloto, en agosto de 2014 Aclima equipó durante un mes tres vehículos de Google Street View con dichos sensores para llevar a cabo una prueba del sistema en el área metropolitana de Denver. Como parte del estudio DISCOVER-AQ realizado por la NASA y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA), estos coches acumularon un total de 750 horas de conducción en las que se reunieron alrededor de 150 millones de datos en distintos puntos, todos ellos correlacionados con los datos de las estaciones de medición de la EPA.
El siguiente paso llegará este otoño, cuando Aclima y Google amplíen sus esfuerzos de mapeo a la bahía de San Francisco, donde ambas trabajarán mano a mano con los expertos y los científicos locales para explorar nuevas aplicaciones del sistema.
El acuerdo, que parece ser tan sólo una pequeña parte de una cooperación a largo plazo, ayudará en un futuro no solo a medir la calidad del aire a nivel de calle en los diversos puntos del planeta de una manera relativamente sencilla y poco costosa, sino que además permitirá descubrir cómo mejorarla y saber si se cumplen las normas medioambientales establecidas.