El Salón Internacional del Automóvil de Ginebra 2018 está a la vuelta de la esquina y junto al aluvión de novedades de los principales fabricantes de automóviles, no faltan en el cartel algunas compañías de reciente creación que nos prometen el oro y el moro con asombrosos superdeportivos capaces de hacernos soñar.
El último de ellos es obra de Corbellati, una familia que ha estado esculpiendo joyas y obras de arte durante los últimos 70 años y que, ahora, ha decidido disparar directamente a la luna con su primer vehículo, un hypercar cuyo diseño es altamente evocador de los clásicos automóviles deportivos italianos con motor central como el Alfa Romeo 33 Stradale o el Ferrari 330 P4, pero cuya hoja de especificaciones técnicas es pura fantasía, algo similar al chino LCHVI Venere.
Bautizado como Missile, este deportivo de élite promete lucir el motor de mayor cilindrada del mercado actual, un V8 biturbo con nada menos que 9.0 litros de desplazamiento, una desproporcionada potencia superior a los 1.800 caballos y un par máximo de 2.350 Nm que se transmitirán al eje trasero a través de una transmisión de seis velocidades y un diferencial de deslizamiento limitado. ¿Su velocidad máxima? Superior a los 500 kilómetros por hora gracias al buen trabajo de ingeniería y mecánica.
Personalmente, hasta que no lo vea no lo creeré, pues resulta bastante complicado pensar que una marca recién salida de la nada sea capaz de crear un hiperdeportivo que superaría a los mismísimos Bugatti Chiron, Hennessey Venom GT y Koenigsegg Agera RS, por mucho chasis y carrocería de fibra de carbono, suspensión de dobles triángulos adaptable y frenos carbocerámicos con pinzas de seis pistones y discos de 394 milímetros de diámetro que tenga… Veremos qué nos presentan en apenas una semana.
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