A Cadillac las cosas no le van tan bien como podría pensarse. En Europa las ventas son mínimas y ni siquiera los últimos lanzamientos han conseguido hacer algo de ruido en los principales países del viejo continente, siendo Suiza y Suecia los únicos en los que el distribuidor tiene algo de trabajo.
Si echamos un vistazo al continente africano, las ventas igualmente son mínimas mientras que en América Latina no se comercializan en todos los mercados y en los que sí están, quedan bastante mal posicionados. Asia por otro lado tampoco parece el lugar perfecto para estos vehículos, dejando solo a China como mercado de grandes cifras.
Sabiendo todo esto, podemos concluir que Cadillac depende en exceso de China y Estados Unidos. Para intentar crecer es necesario encontrar países de cierto volumen que puedan adaptarse bien al regreso/re-introducción de marcas míticas y uno de ellos es Australia, acostumbrada a las muchas idas y venidas de los fabricantes en función de las condiciones económicas de cada momento.
La idea de General Motors es introducir Cadillac en Australia a corto plazo con una gama amplia y variada en la que los crossovers tomen todo el protagonismo. Con un precio de la gasolina bastante ajustado para los bolsillos de los australianos, su principal atractivo son los bloques de seis y ocho cilindros que consumen bastante pero también brindan a sus propietarios con unas altas prestaciones y una sonoridad envidiable.
Por ahora Cadillac produce varios de sus modelos con el volante a la derecha así que entrar en Australia usando algunos concesionarios de Holden puede ser sencillo. El problema está en que General Motors poco a poco está desapareciendo del mapa, cesando la presencia incluso de Chevrolet en muchas regiones. Sin duda alguna solo el tiempo dirá si están tomando las decisiones adecuadas.