Nosotros ya lo hemos probado –Prueba Audi A8– incluso lo hemos comparado con el Mercedes-Benz Clase S y con el BMW Serie 7 –comparativa A8, Clase S y Serie 7-. A la única conclusión que he llegado es que cada una de estas berlinas insignia es buena en un apartado aunque ojo, porque con el que personalmente me quedo es con el Mercedes-Benz Clase S.
Ahora que el A8 lleva unos meses en el mercado, el preparador alemán especializado en el Grupo Volkswagen ha retocado la esencia del buque insignia de los cuatro aros y de una característica clave del modelo, su sistema eléctrico de 48 voltios.
Los motores también son electrizantes. Incluso el motor básico resulta bastante rápido, después de todo, el 3.0 TDI en el A8 50 ya tiene 286 CV (210 kW) y 600 Nm de par.
Para convertir el Audi en el «rey de la autopista» definitivo, ABT Sportsline proporciona la pieza final del rompecabezas.
Gracias al módulo de control de motor ABT (AEC), el rendimiento aumenta hasta los 330 CV (243 kW) y los 650 Nm de par.
Las extensas medidas de seguridad de ABT garantizan que el motor siempre funcione sin problemas, garantizando que se conservan todas las funciones de seguridad de fábrica.
Además, el AEC se comunica permanentemente con el módulo de control del motor original, ajustando 25 parámetros. Otra diferencia para muchos competidores es la gestión del sensor en tiempo real y un mapeo 3D que es mucho más preciso que una curva característica bidimensional.
Las llantas de aleación ABT SPORT GR de 22 pulgadas subrayan visualmente el rendimiento recientemente adquirido del Audi A8 pero con mucha sutilidad.