La startup china de conducción autónoma Pony.ai ha sido forzada a suspender todas sus operaciones en Pekín tras un incidente que ha encendido todas las alarmas entre los reguladores, los inversores y los expertos del sector.
Un vehículo autónomo de su flota se incendió el pasado martes en plena calle en la corta pero intensa trayectoria de la compañía.
La respuesta gubernamental no se ha hecho esperar y el regulador local ha sido obligado a paralizar las pruebas en la vía pública de la empresa. También se ha desactivado su servicio de transporte en las zonas afectadas.
Primer gran incidente para Pony.ai: un robotaxi en llamas en pleno centro urbano
La escena fue recogida por varios vídeos que circularon rápidamente en redes sociales chinas, mostrando un robotaxi de Pony.ai envuelto en llamas en una calle de Pekín.
Aunque no se han reportado heridos, la magnitud visual del incendio ha generado gran inquietud. Las autoridades han reaccionado con contundencia, ordenando la suspensión inmediata de todas las actividades de Pony.ai en la capital, incluyendo la desactivación de su aplicación de transporte autónomo.
La causa exacta del incendio todavía está siendo investigada, y de momento no se ha establecido un calendario para la reanudación de los servicios. Tampoco se han emitido comunicados oficiales por parte de los organismos reguladores, lo que añade incertidumbre al panorama.
Caída en bolsa y preocupación general en los mercados
El impacto del incidente no se ha limitado al ámbito regulatorio. En los mercados financieros, las acciones de Pony.ai experimentaron una caída superior al 10% en una sola noche, fruto del nerviosismo de los inversores ante la posibilidad de que este episodio comprometa el futuro de la compañía.
A pesar del desplome, el valor acumulado en lo que va de año sigue registrando un crecimiento superior al 25%, signo de que todavía existe confianza en el potencial a largo plazo de la empresa.
Suspensiones también en Estados Unidos: una crisis global para Pony.ai
Este incidente se suma a las restricciones a las que Pony.ai ya se enfrentaba en Estados Unidos, donde las autoridades han impuesto límites a sus pruebas de vehículos autónomos por razones de seguridad similares.
Con sus operaciones suspendidas en los dos mercados clave —China y EE.UU.—, la viabilidad de su modelo de negocio y su proyección global entran en una fase crítica.
La compañía, que gestiona una flota de más de 250 vehículos autónomos en diversas ciudades, se había posicionado como uno de los referentes del sector. Sin embargo, este primer gran contratiempo público obliga a replantear su hoja de ruta y a demostrar su capacidad para resolver fallos técnicos, tranquilizar a las autoridades y recuperar la confianza de los inversores y clientes.
El futuro de la conducción autónoma en entredicho
Más allá del caso concreto de Pony.ai, el incendio de este robotaxi plantea interrogantes sobre el estado de madurez de la tecnología de conducción autónoma. Si bien el sector ha avanzado a pasos agigantados en los últimos años, este tipo de episodios pone de relieve los desafíos pendientes en materia de seguridad, regulación y percepción pública.
El incidente supone una prueba de fuego tanto para Pony.ai como para toda la industria del vehículo autónomo. La reacción de la empresa en los próximos días —incluyendo la identificación de las causas del fuego, posibles actualizaciones técnicas y la transparencia en su comunicación— será clave para su supervivencia en un mercado cada vez más competitivo y escrutado.
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