A partir del 1 de enero de 2026, China implementará un sistema de licencias de exportación para los vehículos eléctricos puros. La medida busca reforzar la supervisión de los modelos que se envían al extranjero y frenar las exportaciones privadas no reguladas.
Un nuevo marco regulatorio para las exportaciones de coches eléctricos
El anuncio se ha realizado de forma conjunta por cuatro ministerios, incluido el Ministerio de Comercio de China, que confirmaron que la normativa seguirá los estándares de una vieja normativa de 2012.
Además, la Aduana de China verificará las exportaciones de vehículos eléctricos en función del catálogo actual de productos válidos.
Impacto en el mercado: adiós a las exportaciones privadas
En los últimos años, varias compañías de vehículos eléctricos chinos comenzaron a enviar automóviles al extranjero a través de canales no autorizados, lo que provocó quejas por las limitaciones en las actualizaciones de software y por los deficientes servicios de postventa.
Con este nuevo sistema de licencias, se espera una reducción de las exportaciones privadas, lo que podría favorecer a los grandes fabricantes, que aglutinarían estas ventas.
El peso de China en la exportación de vehículos eléctricos crece a buen ritmo
El auge de los vehículos de nueva energía (NEV) ha posicionado a China como líder mundial en el sector. Según los datos de la Asociación China de Automóviles de Pasajeros (CPCA):
- En agosto de 2025, China exportó 220.000 vehículos eléctricos puros, un aumento del 48 % interanual.
- Entre enero y agosto, el total ascendió a 1,44 millones de unidades, un crecimiento del 27 % interanual.
La Unión Europea es actualmente el principal destino de los coches eléctricos chinos, mientras que la demanda en el sudeste asiático y Oriente Medio muestra una evolución más irregular.
¿Qué significará esta medida para la industria global?
Con este cambio regulatorio, China busca garantizar que los vehículos eléctricos exportados cumplan con estándares internacionales de calidad, seguridad y servicio.
Para el mercado global, esto podría significar:
- Una mayor fiabilidad de las marcas chinas en el extranjero.
- Posibles incrementos en los costes debido a trámites y controles más estrictos.
- Un ajuste en la competencia internacional, especialmente en Europa, donde los fabricantes locales presionan por medidas antidumping frente al avance de los eléctricos chinos.