Poca presentación necesita la quinta generación del Toyota Supra, un automóvil deportivo en su forma más pura, sin compromisos que disminuyan el placer de la experiencia de conducción. El ingeniero en jefe Tetsuya Tada se ha adherido a la forma clásica de un motor de seis cilindros en línea, montado en la parte delantera y a la más que amplia colaboración de BMW para dar a luz su nuevo deportivo.
Lo mismo ocurre en el interior, donde confort, tecnología y deportividad se dan la mano, todo ello en un envase de corte premium con motivo de la mencionada colaboración con la firma bávara. Es, indudablemente, un gran coche, quizás no tan icónico como la última generación de 1994, pero en todo caso uno de esos pocos deportivos de los que ya no quedan.
Han sido muchos los que han criticado el modelo en los últimos meses, pero pocos han sido los que realmente han visto todo su potencial, como es el caso de la publicación Sport Auto. Toyota asegura que nunca estableció un tiempo de vuelta con el nuevo Supra durante las pruebas en Nürburgring, pero eso no impide que puedan hacerlo terceros con pilotos como Christian Gebhardt al volante del deportivo nipón.
Gebhardt logró detener el cronómetro en solo 7 minutos y 52.17 segundos, un tiempo prácticamente idéntico al tiempo de vuelta que él mismo estableció al volante de un BMW M2 Competition en octubre de 2018 (7 minutos y 52.36 segundos); y un poco más rápido que el tiempo del BMW Z4 (7 minutos y 55.41 segundos). Sin embargo, ha resultado 12 segundos más lento de lo que Tetsuya Tada predijo.