No, no me he equivocado con la cifra de potencia que aparece en el título. Lo creas o no, hay ancianos que no se limitan a ver la tele, dormir la siesta y pasear por el parque echando una mera petanca de vez en cuando. A nuestro protagonista de hoy le encantan los coches rápidos y han sido su hobby de toda la vida, pues antes de hacerse con este Volkswagen Golf R que ves en la imagen, era propietario de un BMW M135i que había potenciado por encima de los 500 CV.
Como ya sabrás, el Golf R cuenta con un bloque 2.0 TFSI de cuatro cilindros y 310 CV en sus entrañas, todo ello asociado al cambio automático DSG y la tracción total, pero para este hombre esa cifra de potencia es irrisoria y, mediante la instalación de diversos componentes, ha logrado casi duplicar los caballos totales que desarrolla el compacto. Está claro que estamos ante todo un sleeper mata-gigantes.
Quizás lo más llamativo de la preparación es el turbo, pues hablamos de una turbina Turbonetics de grandes dimensiones que no fue nada fácil de introducir entre el motor y el cortafuegos del habitáculo. Junto a este, también podemos encontrar un sistema de admisión Racingline modificado, nuevos inyectores, retoques en el DSG, un sistema de escape Milltek de nueva factura, un intercooler remozado y, como no podía ser de otra manera, una reporgramación de la ECU.
¿Qué os parece?