En Smart están pasando por un momento histórico. Con la llegada de Geely al accionariado, la renovación que se presenta en el Salón del Automóvil de Frankfurt es la última que veremos sin «efecto chino» aunque no quiere decir que las próximas entregas tengan que ser peores.
En Geely saben muy bien cómo hacer coches y ahí están los últimos productos de Volvo, cada vez mejores. En el caso de Smart también es un momento importante al dejar de ofrecer motores de gasolina y centrar toda la atención en los eléctricos, algo que en principio suena bien pero analizando la oferta no es tan atractiva como nos gustaría.
El mayor problema que tienen los renovados Smart está en la pequeña batería que utilizan que limita en exceso el rango de acción. Entre 150 y 160 km según el ciclo NEDC se reducirán bastante en el WLTP y en estos tiempos son cifras muy pobres dado que incluso los e-Up/e-Mii/Citigo-e ya anuncian 260 km.
Es de suponer que Smart sigue apostando por un producto 100% urbano que deberá recargarse varias veces a la semana en lugar de añadir una batería algo más grande que reduzca la necesidad de enchufarlo cada poco. Eso sí, el motor mantiene sus buenas prestaciones.
La estética de la nueva gama ha ganado mucho en agresividad, con paragolpes más atractivos y unas ópticas llamativas. Los pilotos traseros, las llantas de aleación y los colores también se actualizan mientras que en el interior aparece un nuevo sistema multimedia con pantalla de ocho pulgadas.