En la actualidad, el trazado alemán cuenta con 20.8 km de longitud total, 300 metros de cambio de altitud, 73 curvas (33 a la izquierda y 40 a la derecha), y un pico de altura de 617 metros de altura sobre el nivel del mar, lo que lo convierte en un auténtico centro de pruebas y un completo desafío cambiante para las marcas. Es más, incluso la climatología cambia con rapidez y puede ser muy distinta en según qué parte del circuito.
Los fabricantes siempre tratan de ser los mejores y los más rápidos en el Infierno Verde, porque es allí donde realmente se prueban los vehículos a fondo, y a pesar de que el pasado mes de mayo el CEO de AMG, Tobias Moers, aseguró que Mercedes no estaba interesada en los récords de velocidad salvo en el caso del ONE, parece ser que en la compañía han cambiado de parecer.
Así lo demuestra el último récord de velocidad que reclaman los chicos de la estrella para el Mercedes-AMG GLC 63 S, el cual ha logrado completar una vuelta rápida al circuito en 7 minutos y 49.369 segundos o, lo que es lo mismo, en dos segundos menos que el anterior poseedor del récord para SUVs en el ‘Ring’: el Alfa Romeo Stelvio Quadrifoglio (7 minutos y 51,7 segundos). Tras el volante estaba el ingeniero de desarrollo de Mercedes-AMG, Markus Hofbauer.
Recordemos que el Mercedes-AMG GLC 63 S esconde en sus entrañas el artesanal motor AMG de 4.0 litros V8 biturbo que produce 510 CV y 700 Nm de par máximo, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos y llegar hasta una velocidad máxima limitada a 250 km/h. Está asociado a un cambio de marchas AMG SPEEDSHIFT MCT de 9 velocidades y a un sistema de tracción AMG 4MATIC+.