Avatares del destino, la casualidad ha querido que las dos pruebas de competición de motor más importantes que se disputan este fin de semana corran peligro de suspensión: el GP de la India de Fórmula 1 y el GP de Japón de MotoGP. Las razones, eso sí, son bien distintas.
En el caso de las motos la culpa la tiene Francisco, un tifón que debería llegar a las islas de Japón antes del fin de semana. Con la esperanza de que desvíe su trayectoria, los tres pilotos que se juegan el mundial miran con un ojo a la pista y otro al cielo. Si la meteorología es muy adversa, el resultado podría verse claramente condicionado, ya que Márquez, Lorenzo y Pedrosa no se pueden permitir un cero a estas alturas. Podrían entrar nuevos invitados en la lucha por la victoria final, pilotos que ya no se juegan nada y pueden arriesgar. Si las condiciones fueran tan malas que la prueba tuviera que suspenderse, quedaríamos a falta de una única carrera con Márquez líder a 18 puntos de Lorenzo. Parece gafado el GP de Japón, que el año pasado a punto estuvo de suspenderse por la radiación.
Por su parte, la Fórmula 1 se encuentra con un problema muy diferente, de índole puramente económica. La Corte Suprema de la India tiene que tomar una decisión en el día de hoy en base a una demanda interpuesta por considerarse que los organizadores de la prueba no pagaron una tasas correspondientes a la carrera del año pasado. Resulta que el GP de la India no es considerado acontecimiento deportivo, sino un «espectáculo», por lo que no se pueden aplicar determinadas ventajas fiscales, algo que colea desde 2011, cuando la demanda de Amit Kumar tuvo como consecuencia este cambio de consideración. Además, el estado de Uttar Pradesh quiso cobrar un 25% de los ingresos de los pilotos, una cantidad que, a día de hoy, sigue retenida desde 2011. Éstos y otros aspectos han llevado a la FIA a suprimir el GP de la India del calendario a partir de 2014.