La Fórmula 1 se tiñó de luto el pasado fin de semana tras el fallecimiento de uno de los comisarios que desempeñaban su labor en el GP de Canadá. La mala fortuna quiso que su walkie-talkie cayese al suelo cuando el coche de Esteban Gutiérrez, que acababa de abandonar, se encontraba ya en lo alto de la grúa dispuesto a ser desplazado fuera del circuito. El marshall tropezó inesperadamente y el conductor de la grúa no pudo evitar arrollarlo acabando con su vida.
Poco importa desde ese momento el resultado de la carrera, aunque por fortuna podemos quedarnos con que la seguridad en los circuitos es muy elevada, pues desde el año 2001 no había que lamentar ninguna víctima mortal. Entonces fue otros comisario quien se vio envuelto en un episodio de mala fortuna, cuando una rueda le golpeó tras una colisión entre Jacques Villeneuve y Ralf Schumacher.
En pista, el último fallecimiento que ha lamentado la Fórmula 1 es el del malogrado Ayrton Senna en 1994. Paradójicamente sólo un día antes el austriaco Roland Ratzenberger también fallecía en la calificación en Ímola. Por fortuna para todos, gravísimos accidentes como el de Kubica, precisamente en Canadá, o el de Massa en Hungría, han quedado en simples sustos.
Por nuestra parte, sólo nos queda dedicar estas líneas al comisario fallecido y dar ánimo a sus seres queridos. Descanse en paz.
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