Con el campeonato de pilotos y constructores, la Fórmula 1 viaja por segundo año consecutivo a EEUU para celebrar el GP de Austin, estrenado en 2012 y que recibió numerosos elogios por la singularidad de su trazado y la calidad de sus infraestructuras.
El circuito en sí se terminó de construir poco antes de que pilotos y monoplazas ocuparan los boxes. Como no podía ser de otra manera, Hermann Tilke fue el arquitecto, quien ha dejado su huella en un buen número de circuitos del Mundial.
Fue una obra muy accidentada, ya que los promotores tuvieron que afrontar multitud de problemas legales, políticos y medioambientales. Sólo en limpiar la superficie se necesitaron decenas de grúas y camiones y un centenar de personas trabajando durante tres meses. Además, se encontraron con un terreno adverso y se tuvo que recurrir a un sofisticado sistema para asentarlo.
El trazado se inspira en otros circuitos, como Silverstone (primer sector de curvas rápidas), Hockenheim (horquilla 11 y recta principal), e incluso Mónaco (curvas lentas 13, 14 y 15), entre otros.
El año pasado Alonso terminó tercero, por detrás de Hamilton y Vettel. La situación era bien distinta a la que se vive ahora. El alemán le sacaba 13 puntos en el campeonato y todos especulábamos sobre las posibilidades del asturiano en la última carrera en Brasil. Habrá que seguir esperando.