El Circuito Gilles Villeneuve es, al igual que el de Móncaco, un trazado callejero. Está situado en la Île Notre-Dame, una isla artificial en el río San Lorenzo, en la ciudad de Montreal. Lleva el nombre el mítico corredor canadiense, que precisamente inauguró la pista en 1978 con una victoria al volante de un Ferrari. Entonces aún se llamaba Circuito Île Notre-Dame, lógicamente. A pesar de no ser, a priori, difícil de manejar, en él han ocurrido graves accidentes: en 1982 murió el inexperto piloto Ricardo Paletti -sólo había disputado tres carreras hasta entonces-; y en 2007 colisionaron Robert Kubica y Jarno Trulli, quedando el coche del polaco completamente desintegrado.
Su longitud no es muy extensa, unos 4,36 kilómetros, y sus curvas no son muy peligrosas, a excepción de la décima, con la que comienza el tercer sector del circuito. Se podría decir que el trazado se caracteriza más por las largas rectas del segundo y tercer sector que por sus curvas. No obstante, mundialmente conocida es también la chicane de entrada a meta, a cuya salida se encuentra el denominado como «muro de los campeones», que acaba todos los años lleno de roces de goma de los neumáticos, cuando no con los restos de algún monoplaza que ha acabado impactando en él.
El año pasado se vivió una apasionante lucha entre Hamilton, Vettel y Alonso, que se saldó con la victoria del entonces piloto de McLaren. Alonso -que junto con Vettel hizo sólo una parada, en lugar de dos, como Hamilton- agotó sus neumáticos en las vueltas finales y perdió así la carrera y el liderazgo del mundial.
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