Con las prisas del día a día a menudo viajamos con el abrigo puesto en el coche e incluso montamos a los niños en sus sillitas con su mullida chaqueta, pero ¿lo estamos haciendo bien?. La respuesta es clara y rotunda: no.
Llevar a los niños con el abrigo dentro del coche puede comprometer su seguridad ya que puede reducir su efectividad. Todo viene porque la tensión de los cinturones de las sillas no es la misma cuando se lleva puesto el abrigo y por tanto, no se adaptan al cuerpo de los más pequeños de la casa. Como resultado aumenta en un 80% la posibilidad de que salga despedido o se deslice del asiento en una posible colisión o en un frenado brusco.
Y podréis pensar “pero si el abrigo del niño es blando y se aprieta”, puede ser cierto, pero existen algunos tan gruesos que no se comprimen lo bastante y hacen que el cinturón se afloje.
Si queréis probar si el abrigo de vuestro hijo es seguro cuando está sentado en su silla podéis hacer una sencilla comprobación: Una vez sentado y abrochado comprueba si puedes pasar dos o más dedos por debajo del cinturón a la altura del hueso del hombro. Si esto sucede, la prenda reduce la seguridad del sistema de retención infantil.
Un consejo para evitar la problemática del abrigo: calentar el interior del vehículo antes de comenzar el viaje o la ruta habitual. Y si el niño tiene frio después de abrochado podemos poner una mantita encima o su mismo abrigo. Una forma calentita y a la vez segura de viajar para los más pequeños. Pero, si también usan en el transporte escolar ¿Viajarán igual de seguros?.