Motorizaciones
En gasolina la oferta arranca con el 1.6 GDI de 135 CV que puede pedirse únicamente con tracción delantera y cambio manual de seis velocidades. Como principal novedad está el 1.6 GDI-T con 177 CV que va asociado a la caja secuencial de doble embrague DCT con siete velocidades o bien con una manual. En diésel la familia arranca con el 1.7 CRDI de 115 CV con cambio manual de seis velocidades y tracción sencilla. En un escalón intermedio está el 2.0 CRDI con 136 CV que puede pedirse con tracción sencilla o total y únicamente con caja manual; y como tope de gama está el 2.0 CRDI con 184 CV.
Para nuestro primer contacto con el Sportage nos hemos decantado por una de las mecánicas que está destinada a ser la top ventas en nuestro país, el bloque 1.7 CRDI de 115 CV con cambio manual de seis velocidades. Aunque es el motor más sencillo de la gama, cuenta con par suficiente (280 Nm) como para mover con soltura los 1.500 kilos que ronda el modelo con este propulsor.
Para aquellos clientes que busquen una conducción tranquila dando prioridad a los consumos es una opción muy recomendable, ya que este propulsor se muestra solvente en autopista incluso con varios pasajeros y sus respectivos equipajes, logrando además unos consumos muy contenidos de tan solo 4,9 l/100 km en ciclo combinado. Esto se consigue, en parte, gracias al sistema start-stop, siendo el único diésel de la gama que lo incorpora. Además, cuenta con la ventaja de ser el único modelo de la gama que no paga impuesto de matriculación, lo que supone un plus de descuento en el precio.
A medio régimen es un motor voluntarioso con recuperaciones que podríamos caracterizar únicamente como aceptables, eso sí, has de ser consciente de la mecánica que tienes entre manos y no exigirle más de lo necesario, ya que en pendientes pronunciadas como pueda ser la subida de un puerto de montaña no sentirás llevar un vehículo precisamente enérgico. En resumen, es una mecánica principalmente enfocada a aquellos que van a hacer muchos kilómetros como para elegir un gasolina y no dan prioridad alguna a las prestaciones, pero sí a los consumos y al precio.
Por el contrario, la siguiente mecánica diésel, el 2.0 CRDi de 136 CV, nos convence mucho más, pues se ajusta a todo aquello que cabría esperar de un SUV de estas características. Es, sin duda, el más equilibrado de la gama, y os voy a dar varias razones de peso para ello. En primer lugar, sus 373 Nm de par motor conseguirán sacarte de más de un apuro, tanto en aceleraciones o recuperaciones como en el caso de que seas un aventurero que disfruta de la conducción off road. Sus marchas iniciales son bastante cortas a fin de empujar con fuerza y cuenta con una sexta relación claramente enfocada a rebajar el consumo.
En carretera su respuesta es bastante más que aceptable, permitiéndote conducir con confianza sin tener esa sensación de que te va a faltar un extra de potencia para adelantar. Aun así no es el más enérgico de la gama, pero a cambio te ofrece unos consumos muy similares a los de su hermano menor, con un ciclo combinado de 5,9 l/100 km (y eso teniendo en cuenta que en nuestro caso, la unidad de pruebas estaba asociada a la tracción 4×4 y al cambio automático, una opción que no se venderá en España). Por desgracia, echamos en falta el sistema start-stop, que debería incorporarse en toda la gama para no penalizar los consumos urbanos, pues el grueso de los clientes no saldrá en exceso de la urbe.
En carreteras de montaña, este propulsor tampoco te defraudará, empujando con fuerza en un amplio rango de revoluciones. Es cierto que no es el mejor de todos para hacer una subida ágil, pero hemos de tener en cuenta que tampoco estamos ante un vehículo deportivo y que la diferencia de precio con los propulsores más potentes es notable, por lo que habrás de plantearte si prefieres invertir tu dinero en tener más caballos bajo el capó o más equipamiento a bordo. Yo, desde luego, me decanto por el equipamiento.
Respecto a las versiones tope de gama, destaca por encima del 2.0 CRDI con 184 CV el bloque 1.6 GDI-T con 177 CV asociado a la caja secuencial de doble embrague DCT con siete velocidades, una combinación que resulta la más adecuada para aquellos que no van a hacer muchos kilómetros al año y quieren disfrutar de una conducción dinámica y enérgica. Sin embargo, ambos pecan de lo mismo, poco par y elevados consumos. Mientras que el potente diésel tiene un par similar al modelo de 136 CV (402 Nm) pero con unos consumos elevados que llegan hasta los casi 7 l/100 km en ciclo combinado; el gasolina dispone de un par contenido de 265 Nm y supera fácilmente los 8 l/100 km, siendo más elástico y progresivo.
En cuanto a las cajas de cambios, no me terminó de convencer la transmisión automática por convertidor de par. En algunas ocasiones estira más de lo necesario las marchas sin que se lo estemos exigiendo, lo que se va a traducir directamente en mayores consumos; aunque a su favor he de señalar que los cambios son rápidos y suaves, contando con la posibilidad de mantener el motor al ralentí y circular “a vela” en autopista. Echamos en falta las levas, pero dispone de cambio secuencial al desplazar lateralmente la palanca.
Notablemente mejor resulta la transmisión automática DCT de doble embrague con levas tras el volante, pero de momento sólo puede asociarse a la mecánica más potente de gasolina y eso es una pega importante, ya que penaliza aún más los consumos. Se trata de una caja suave y rápida que además gestiona de forma más eficiente el cambio de marcha, llevando el motor en un régimen muy razonable al circular tranquilos y reduciendo rápidamente de marcha ante las demandas de nuestro pie derecho.
Por su parte, la caja manual ha mejorado mucho, con un tacto agradable y firme de recorridos cortos y movimientos precisos cuando circulamos tranquilos (algo que, por otra parte, será lo más habitual). Sin embargo, pierde algo de consistencia a la hora de circular por tramos revirados donde es necesario jugar con el cambio constantemente, pues su guiado no es tan preciso como nos gustaría. En cualquier caso, para un uso normal del Sportage es la mejor elección, y más en combinación con el motor diésel de 136 CV.
Ficha técnica
Version | 2.0 CRDi VGT |
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Cilindrada | 1.995 cc |
Potencia | 136 CV (100 kW) / 2.750 - 4.000 rpm |
Par | 373 Nm / 1.500 - 2.500 rpm |
Peso | 1.720 Kg |
Dimensiones Lar/An/Al mm | 4.480 / 1.855 / 1.635 mm |
Volumen Maletero | 503 litros |
Aceleración 0 a 100 km/h | 10,3 segundos |
Recuperación 80 a 120 km/h | 8,4 segundos |
Velocidad máxima | 186 km/h |
Consumo homologado | 5,7 / 4,4 / 4,9 l/100 km (urbano /extraurbano / mixto) (4x2) |
Emisiones CO2 por km | 132 g/km |
Precio de partida | 33.400 euros |
KIA Sportage GT-Line: Ni una sola foto (ni comentario ?) sobre el techo deslizante. Por algún motivo?
Saludos
Buenas soy propietario de un kia sportage Drive desde junio de este año, y sólo puedo decir que estoy encantado con el coche, con respecto al modelo anterior (lo he probado) obviamente mejores prestaciones, el habitáculo más insonoro y 7 años de garantía y a buen precio (si compras una supuesta marca premium con el equipamiento del Drive no te basta ni 40.000Eur.
Kia .. el peor servicio post venta que he tenido la desgracia de recibir.. los famosos siete años de garantia es solo publicidad.. en la realidad no sirven para nada.. ni siete ni aunque sea el primer año del coche. Lleve mi kia al taller antes del primer año porque como consecuencia de tener el freno de mano poco tensado se estapo contraa un muro… no se hacen cargo de los daños…
hola desde el mes de noviembre soy propietario de un kia sportage GT line 2.0 136cv y estoy muy contento con el..el techo deslizante funciona muy bien muy contento con mi kia sportage
Buenas tardes. Llevo 2 semanas con un kia sportage gasolina y me ha empezado a dar problemas la caja de cambio. Estoy super arrepentida de habérlo comprado. No entiendo que un coche nuevo de problemas